Categoría presentada

Primer Premio Teja

Finalista categoría
Rehabilitación

Primer Premio Teja y Finalista categoría Rehabilitación

La obra objeto de rehabilitación es el astillero tradicional de Ciprián, edificado a finales del S.XIX está construido en madera y configurado por cinco espacios característicos (Plataforma de trabajo exterior, Rampa, Tinglado, Taller, y Aserradero). Galicia contó con más de cien astilleros tradicionales a lo largo de la costa, pero en la actualidad únicamente quedan diez. El encargo del proyecto de rehabilitación nace a finales del año 2018, encontrándose el inmueble en un estado de ruina parcial, que se inició tras los temporales del 2017.

La edificación responde a una forma trapezoidal determinada por las condicionantes del entorno y las necesidades funcionales propias de la actividad de la construcción de embarcaciones de madera. En el exterior la configuración de la parcela conserva los elementos característicos como el muro litoral, que conforma la plataforma de trabajo exterior, la grada conformada como una rampa de granito que genera el contacto con el agua y en el interior de la edificación se caracteriza por dos grandes espacios: Tinglado y el Taller. El taller es un volumen cerrado de piedra y madera como materiales principales, mientras que el Tinglado se trata de una estructura de madera abierto en su frente y laterales, y que se encuentra ubicado con su eje longitudinal perpendicular al borde litoral.

La propuesta pretende recuperar la configuración original de un edificio que, debido al paso
del tiempo, al fin de la actividad de construcción de embarcaciones y al azote de los temporales corría el riesgo de desaparecer. Previo al desarrollo del proyecto, se realiza un estudio histórico-artístico que pone en contexto la edificación dentro de la historia del patrimonio marítimo del borde litoral de Outes.

El proceso constructivo persigue materializar la idea de proyecto, resumida en cinco objetivos claves:

Demoler la pequeña caseta asociada que albergaba los motores eléctricos de finales de los años setenta, debido a su escaso valor tanto constructivo como etnográfico, para una mayor percepción del edificio.

Mantener el volumen actual sin modificarlo, respetando la memoria de la actividad que allí se desarrolló. Recuperando la estructura de madera del Tinglado reutilizando el mayor número posible de elementos existentes.

Recobrar la expresión de las fachadas de madera, recuperando las piezas existentes junto con el uso de otras nuevas de maderas autóctonas que se mimeticen con el entorno.

Evolucionar el interior del taller-aserradero, jugando con los espacios, la entrada de luz y las vistas adaptándolo a una propuesta de arquitectura contemporánea que responda a las necesidades de un nuevo uso cultural e interpretativo que potencia y trasmita a las nuevas generaciones lo que supuso la carpintería de ribera en las costas gallegas.

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