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Industrialización

La nueva facultad de medicina y ciencias de la salud de Badajoz es resultado de un concurso del año 2018 convocado por la Junta de Extremadura. Por razones presupuestarias el concurso preveía dos fases, una primera para aulario y una segunda para departamentos y laboratorios. El proyecto de ambas se realizó conjuntamente y en la actualidad se ha acabado de construir la fase primera –que es la que se presenta– a la espera de la pequeña torre de nueve plantas que completará el conjunto.

El aulario es un prisma de tres niveles que se apoya sobre un zócalo en planta baja. En las plantas superiores se encuentran las aulas de medicina, enfermería y fisioterapia; en la baja los espacios comunes: salón de actos, sala de grados, secretaría, dirección, biblioteca, cafetería, etc. El volumen superior, de geometría elemental, se genera a partir de un estricto orden estructural modulado a tres metros; incluye las aulas teóricas orientadas a norte y las aulas prácticas -más pequeñas- de enfermería y fisioterapia, a sur. El zócalo mantiene la sencillez geométrica pero singulariza su perímetro mediante cuerpos que salen respecto del volumen superior (como el salón de actos, la cafetería o la biblioteca), o vacíos que entran para generar los zaguanes de acceso.

Una vez dentro, la elementalidad geométrica exterior se transforma interiormente en un espacio sorpresa, de ochenta metros de largo y hasta diecinueve metros de alto, iluminado desde arriba y concebido como el corazón, auténtico lugar de relación de la facultad. Un vestíbulo como gran vacío de comunicación e intercambio donde los pasillos se transforman en un espacio único y múltiple, con accesos a las aulas, sitios de descanso y otros lugares repartidos en diversas plantas que, gracias a su amplitud, se convertirán en espacio de trabajo informal gracias a la instalación de grupos de mesas. Las escaleras abiertas complementan a los cuatro núcleos de escalera existentes, recorren el vacío central y permiten disfrutar de forma dinámica de un interior que busca ser el espacio social de la facultad.

En cuanto a materialidad, el interior está determinado por la estructura de hormigón y paredes de ladrillo blanco con embocaduras de madera de cerezo en acceso a aulas. En el exterior, el volumen de las aulas es de ladrillo y el zócalo una doble piel de chapa perforada. Debido al clima de Badajoz, donde durante muchos meses hace un calor intenso, hemos buscado proteger ¬las fachadas a este, sur y oeste de la radiación directa del sol mediante una celosía de ladrillo. La luz reflejada en el interior de los espacios por ella protegidos es sorprendente.

Las grandes dimensiones de las fachadas llevaban a la necesidad de buscar un sistema industrializado para la celosía. El sistema IRIS daba solución al problema del plazo dado su montaje en seco y su rápida ejecución. La colaboración técnica de Malpesa ha sido fundamental para el cálculo de la misma, el desarrollo de los detalles y el establecimiento de las juntas de dilatación necesarias pues nunca se había construido una superficie de estas dimensiones con el sistema. La fachada norte, a la que vierten las aulas mayores, necesitaba grandes ventanas en busca de luz natural pero no protección pasiva de la radiación; construida con ladrillo blanco Ibiza, también de Malpesa, se muestra al exterior como un plano horadado a partir del orden estricto generado por la estructura de pilares y vigas de hormigón.

El edificio todavía no está en uso, pero ya se aprecia cómo, al atardecer, el carácter abstracto y puro de la geometría cúbica establece un diálogo distinto con el entorno, cuando los huecos que emergen iluminados tras la celosía denotan la escala y el orden de la organización interior.

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